Todo empezó con la aparición de aquel ángel servicial con su absurdo
y caprichoso encargo. Unas horas después de que se hubiera marchado le pareció oír una voz.
y caprichoso encargo. Unas horas después de que se hubiera marchado le pareció oír una voz.
–¿Me has entendido?
–Disculpa, estaba ocupado y no te escuchaba.
–Que digo que tu fe te ha salvado, que liberes a tu hijo y sacrifiques un carnero en su lugar.
–Demasiado tarde, Yahvé; por aquí no hay carneros e Isaac parece que ya no respira.
(Relato presentado al concurso del blog Esta Noche Te Cuento. Tema: Ángeles y Gigantes).
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