Se presentó en la red de contactos como «ParaguaYo», residente en Alcobendas, maduro, clásico, pero todavía flexible. Denotaba cierto egocentrismo. Ella lo hizo como «Umbrellina», de lunares rojos sobre azul celeste, joven, de la Toscana y abierta a nuevas amistades y experiencias. Convinieron en conocerse en el parque, en un banco frente al estanque; él iría colgado del antebrazo de un pensionista de Correos y ella de la mochila «Hello Kitty» de una adolescente. No habría confusión, era verano y el día estaba despejado.
(Relato presentado al concurso del Club de los Paraguas Perdidos. Tema: personaje paraguas).
Muy bueno y simpático, Rafa!!
ResponderEliminarBesicos muchos.
Gracias, Nani.
EliminarMuchos besicos.
Curiosa pareja la que has formado...
ResponderEliminarSaludos.
Contrastes bajo la lluvia.
EliminarGracias, Alfonso.