LAS RELIQUIAS DE MAGDALENA
–Sí, soy su esposa, o algo así. Venía, señor centurión, por si me puedo quedar con la cruz, los clavos y la corona de espinas. Es para un negociete que se me está ocurriendo.
ADEMÁS HAGO UNAS CROQUETAS...
–Sí, soy su esposa a todos los efectos.
Ni siquiera el súbito sofoco del profesor alteró su estado de felicidad plena tras la respuesta de su máquina al periodista.
HASTA QUE LA MUERTE, ACREDITADA, NOS SEPARE
–Sí, soy su esposa –dijo refiriéndose al puzzle de restos que se esparcían por el blanco mármol–, pero usted, señor forense, siga con lo suyo, yo de aquí no me muevo hasta que me expida el certificado.
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Sí, soy su esposa).
Vaya, como siempre bastante colección y buena.
ResponderEliminarBesicos muchos.
Caramba, no es nada fácil ponerse en el papel de esposa.
ResponderEliminarGracias, Nani.
Muchos besicos.