El asunto de aquel personaje público con la crema antienvejecimiento puso de moda su hurto en los supermercados de la capital. Rápidamente se convirtió en un hábito tan popular como tomar cerveza en verano. La costumbre alcanzó tal nivel que ningún vigilante de seguridad pudo ser objeto de despido por las impunes requisas. Los ciudadanos no se privaban de reclamar a las grandes superficies la renovación y reposición de las estanterías de cosmética para no perderse el botín. Por eso, el Juez de turno, con infinito desdén, se dispuso a sentenciar con dureza el caso de aquel individuo, Modesto Ruilópez, que había sido pillado in fraganti pagando religiosamente sus cremas en Caja. Y es que, como dijo el fiscal en su acusación, citando a El Gallo, «hay gente pa to».
(Relato presentado al Concurso de Microrrelatos Abogados. Tema; abogados. Palabras obligatorias: crema, despido, infinito, renovación y sentenciar).
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