Esta vez la bronca ha sido monumental, más fuerte que cualquiera de las anteriores. Se ha marchado dándome la espalda y pegando una patada al loro, después de haberme llamado chismosa, comprometedora, promiscua, correveidile y no sé cuántas cosas más. Lo último que le he escuchado ha sido «¡Y no quiero saber más de ti en toda mi puta vida!». Pero sé que no tardará en volver. Tiene un genio de mil demonios, sin embargo, también es analítico, reflexivo y nada rencoroso. Estar solos desde el naufragio en cuarenta metros cuadrados de isla también ayuda.
(Relato seleccionado en el concurso del blog Esta Noche Te Cuento, Tema: el enfado y la ira).
No hay comentarios:
Publicar un comentario