LA CASA DE LOS MARTÍNEZ
Lo hemos adoptado como un hijo más. No nos importa el color de su piel. Tampoco la extravagancia de su figura ni sus protuberancias. Lo de sus rudos modales ya lo solucionaremos con una educación esmerada. Le mantuvimos el nombre de pila, Pablo. El apellido no, porque ni mi marido ni yo nos llamamos Romero.
Lo hemos adoptado como un hijo más. Aunque, si lo reclamaran los Rothschild, estaríamos dispuestos a negociar.
SUSCEPTIBILIDADES
Lo hemos adoptado como un hijo más. Dándole los caprichos que podíamos permitirnos pero también reprendiéndole cuando actuaba de manera poco civilizada. Ahora, por ejemplo, tiene quince días de castigo sin puding de gacela por morder al vecino. Claro que este hizo un comentario muy desafortunado al preguntar delante de él si, cuando creciera, utilizaríamos su piel para un bolso o para unos zapatos.
JUSTO A TIEMPO
Lo hemos adoptado como un hijo más y, como a un hijo más, le hemos preparado la fiesta de su primer cumpleaños. No ha faltado nadie, éramos más de veinte. Han venido hasta los primos de Porriño. Pero, poco antes de empezar con los preparativos de la comida, han llegado los de Servicios Sociales y se lo han llevado. Con solo los aperitivos y el postre ya no ha sido como las anteriores, ¡qué va!
LIBERALES
Lo hemos adoptado como un hijo más. Con caparazón, branquias y garras, sí, pero es que nosotros nunca hemos sido tiquismiquis.
SELECCIÓN NATURAL
Lo hemos adoptado como un hijo más. Enseguida se ha adaptado y no ha tardado en hacerse poco a poco con todos sus hermanos mayores. Con los que iban quedando. De hecho ya es el heredero universal.
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Lo hemos adoptado como un hijo más).
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