lunes, 22 de marzo de 2021

DE VIAJECITOS INTERPLANETARIOS


VERRAQUERAS
Su incontrolable afición por los viajecitos interplanetarios se convierte en drama cada vez que hay que bajar al abuelo de la nave del tiovivo.



EL EXTRAÑO PASAJERO
Su incontrolable afición por los viajecitos interplanetarios empezó en la adolescencia, leyendo cómics sobre aventuras en el espacio. Después siguió con lecturas de Asimov, Bradbury y otros, además de no perderse ninguna de las series y películas relacionadas con misiones galácticas. Ahora, cada vez que aparecen los feriantes por el pueblo, al abuelo no hay quien lo baje de la nave del tiovivo.


REPARTO SEMANAL
Su incontrolable afición por los viajecitos interplanetarios le llevó a hacerse piloto de naves de carga. Disfrutaba de su trabajo cuando de transportar bismuto, fluorita o zircón desde algún punto de la Osa Menor o Leo se trataba. Pero, cuando más gozaba era los sábados. Ese día tenía asignado el reparto de churros y porras por Andrómeda. El aroma que invadía la cabina era la llama que caldeaba su vocación.


VÍA LÁCTEA
Su incontrolable afición por los viajecitos interplanetarios hizo que Javito despegara brooouuuummmmm desde su base espacial, junto al Ford Apache y el barco pirata, en misión especial. A tres veces la velocidad de la luz fiuuuuuuuuuuu, atravesó el pasillo boreal que desembocaba en Ganímedes, el área de esparcimiento sideral donde un androide alfa miraba el partido de la selección y una beta leía a Eduardo Mendoza. Siguió su camino hacia un exquisito planeta de Andrómeda, objetivo de su aventura. Ya en una órbita cercana, activó el módulo de aproximación y con extrema precisión tomó tierra plof en el punto exacto, al lado del bote de leche condensada.



(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Su incontrolable afición por los viajecitos interplanetarios).

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