Desde ese día nadie vende barquillos en el parque, y han pasado ya muchos años. La instalación de aquel kiosco de golosinas sintéticas, de la franquicia china Chu-Che-Lin, acabó con los tradicionales y artesanos barquilleros. El espíritu innovador de la empresa y el auge de los productos naturales hacen que renueve con frecuencia su oferta. Ahora venden una especie de galletas, hechas de harina, azúcar y canela, con forma de canuto. En la tapa del envoltorio lleva el dibujo de una ruleta, pero nadie sabe por qué.
OTRAS FLAUTAS
Desde ese día nadie vende barquillos en el parque Bremen. Ni manzanas acarameladas ni algodón de azúcar ni castañas asadas. Tampoco peonzas, combas, aros o pelotas. Los niños van ahora al parque Hamelín donde, además de hamburgueserías, hay cabinas con videojuegos.
EFECTOS COLATERALES
Desde ese día nadie vende barquillos en el parque. Parece que de ahí vienen las lamentaciones y que tuvo algo que ver un tal Herodes.
EL PRIMERO
Desde ese día nadie vende barquillos en el parque. Nunca antes habían vivido un momento así ni podían imaginar cómo sería. Después siguieron otros muchos, pero sus imágenes y sonidos se mezclan y confunden en la memoria. Sin embargo, el de aquel día lo recuerdan bien en Alepo.
(Relatos presentados al concurso Relatos en Cadena, de la SER. Frase de inicio obligada: Desde ese día nadie vende barquillos en el parque).
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